El icónico rojo y blanco ahora evoluciona a un vibrante esquema de colores rosa y naranja. Es como si KFC hubiera canalizado la paleta cromática de un atardecer tropical o una versión reimaginada de un artículo de moda retro.
Punto clave: este cambio no es solo visual; es una declaración audaz para conectar emocionalmente con una generación que busca autenticidad y estética.
Con tantas salsas, el verdadero reto es decidir si quieres pollo con salsa o salsa con pollo. Desde Chimichurri Ranch hasta Spicy Mango Chutney, Saucy se trata de opciones. ¿Por qué? Porque a las nuevas generaciones les gusta personalizarlo todo, incluso su pollo. Es como un buffet de branding: variedad y flexibilidad.
DJ los viernes, carriles para autoservicio y un ambiente muy fiestero. Esto no es solo fast food; es fast fun. El mensaje es claro: "No vendemos pollo; vendemos momentos Instagrammables."
El riesgo es separar a los fans tradicionales del Coronel. Imagina a alguien esperando su clásica cubeta y saliendo con un pollo inesperado y un remix de reguetón en el fondo. ¿Valdrá la pena?
Saucy es audaz, estratégico y, sí, un poco loco. Pero en un mundo donde ganar atención es más difícil que decidir qué salsa elegir, ser "saucy" puede ser justo lo que KFC necesita, porque si el Coronel puede reinventarse, tal vez tu marca también necesite una dosis de 'Saucy'.